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CON LA EDUCACIÓN, Y A
ÁRTICULOS QUE QUERÁIS DAR A CONOCER A TRAVÉS DE
LA MISMA Y QUE PODRÉIS ENVIAR AL CORREO ELECTRÓNICO (En
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mágico
ARTÍCULOS.
Nº
01.- ¿Funciona el sistema educativo? Antonio Vega
González.
Nº
02.- Estilos de aprendizaje. Internet y otros.Resumen de Antonio
Vega.(Word).
Nº
03.- Adiós a las faltas de ortografía. Sheyla
Walker.
www.pnlnet.com
Nº
04.- La inteligencia emocional y la PNL. Fco. Javier López
Sanz. www.pnlnet.com
Nº
05.- La realidad. Rosseta Forner.
www.pnlnet.com
Nº
06.- Educar a los hijos en la autoestima. Silvia Moner.
www.pnlnet.com
Nº
07.- ¿QUÉ ES SER PERSONA? ¿QUÉ ES
SABER VIVIR? Inma Capo.
www.pnlnet.com
Nº
08.- ¿QUÉ ES LA EDUCACIÓN? Inma Capo.
www.pnlnet.com
Nº
09.- ENTONCES, ¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL ÉXITO?
Colin Turner. www.pnlnet.com
Nº
10.- Aprendizaje natural.Sheyla
Walker. www.pnlnet.com
Nº
11.- ¿Qué entedemos por Inteligencia Emocional?
Gregorio Iriarte. www.pnlnet.com
Nº
12.- Establecer límites, saber decir que no. Bernabé
Tierno. Psicólogo
y psicopedagogo.
Nº
12.- El caldero mágico. Diana Frumento. ¡Algo
realmente lindo!
Nº
13.- Utopía. Blanca Más Bárcenas.
www.pnlnet.com
Nº
14.- Lo que tú quieras. Ricardo Ros.
www.pnlnet.com
Nº
15.- Una enseñanza eficaz. Eloisa
Biurrun. www.pnlnet.com
Nº
16.- El alumno Kinestésico y el Fracaso Escolar. PNL.
www.pnlnet.com
Nº
17.- Test para conocer tu ESTILO DE APRENDIZAJE
Nº
18.- Test para ESCOLAR para conocer el ESTILO DE APRENDIZAJE DE TU
HIJO O ALUMNO. www.pnlnet.com
Nº
19.- ¿Usa usted saludablemente su lenguaje? Rodrigo Ríos.
www.pnlnet.com
Nº
20.- Empezar por las personas. Antonio Vega.
Nº
21.- Autaoestima y coherencia. Ricardo Ros.
www.pnlnet.com
Nº
22.- ¿FUNCIONA EL SISTAMA EDUCATIVO COMO SISTEMA?
Antonio Vega
Nº01.-¿
FUNCIONA EL SISTEMA EDUCATIVO?
La
realidad que veo es la siguiente:
1.
Los profesionales de la enseñanza pensamos que lo
hacemos suficientemente bien poniendo gran esfuerzo en ello,
igualmente la administración educativa. Las inspecciones
correspondientes valoran, en general, muy positivamente el
funcionamiento de los Centros, tanto de Primaria como de Secundaria.
2. Se
han aceptado, sin el mínimo rubor, porcentajes de
fracaso escolar de en torno al 27-28 % (Datos maquillados). Y
curiosamente, la mayor parte de este fracaso parece que fuese
hereditario: “De padres fracasados, hijos fracasados”.
Triste, pero así es. ¿Y quién pone remedio?
3.
Sabemos también que terminar, antes E.G.B. y ahora E.
Secundaria, con resultados positivos, no garantiza que algunos
alumnos sigan saliendo del sistema como analfabetos funcionales
y que a veces se promociona a algunos alumnos de
Primaria a Secundaria por motivos no estrictamente pedagógicos.
4. El
porcentaje de fracaso no ha mejorado sustancialmente en los últimos
quince años a pesar de los esfuerzos económicos y las
reformas educativas, LOGSE incluida. A la hora de valorar los
resultados académicos existe una especie de aceptación
resignada de los mismos, pero rara vez los profesionales nos
planteamos cambios en los enfoques y/o planteamientos
metodológicos con los que se están trabajando, ni las
Administraciones proponen actuaciones diferentes. Casi siempre se
llega a la conclusión de que la culpa de los fracasos
escolares es: o de las familias, del ambiente, de las capacidades del
alumno, ... , o del SISTEMA. Así que todo el mundo se queda
tan contento y todo sigue igual.
5.
Muchas veces adoptamos la estrategia de echar la pelota a
los de atrás: los culpables son los del nivel anterior que no
preparan bien a los alumnos, así vamos pasando la
responsabilidad a otros. Es hora de dejar de buscar
culpables y pasar a encontrar soluciones. Si hubiera la
suficiente coordinación entre los Equipos directivos y los
distintos ciclos, el estado de las cosas mejoraría.
6. Sé
que el libro de texto puede facilitar la labor docente, pero a
demasiados alumnos/as les está perjudicando mucho más
que ayudarles, pues:
·
En muchísimos casos los contenidos de los libros son tan
complejos que ni los alumnos más aventajados tienen acceso a
la información que contienen. ¿Será por eso que
demasiados alumnos odian la lectura, aunque sea recreativa?
·
La mayoría de los alumnos no son culpables de no poder acceder
a la información que el libro les ofrece.
·
Muchísimos alumnos han de enfrentarse al estudio de los
contenidos de los mismos sin tener la madurez lectora
suficiente para poder utilizarlos como medio de aprendizaje.
·
En demasiados casos son el único referente del maestro,
muchísimo más que la programación general
del curso, que generalmente suele estar archivada y olvidada ,
y terminar el libro supone una obsesión para muchos
profesionales.
·
Los libros determinan los contenidos, los procedimientos, las
actividades, etc. ¡Hasta determinan el tiempo que habrá
que dedicar a los distintos aspectos del lenguaje, las matemáticas,
etc! ¿SERÁN ACASO LOS PROTAGONISTAS?
·
Nunca se eligen los libros en función del nivel de los
alumnos. Se eligen sin conocer a los alumnos con los que se va
a trabajar. Si el alumno se adapta al libro elegido, no hay problema,
de lo contrario siente una gran frustración,
pérdida de autoestima y desmoralización que les
lleva al fracaso.
·
Además, los libros que utilizamos no tienen en cuenta algunos
de los Principios Fundamentales de la LOGSE, tales como: la
comprensividad, la enseñanza individualizada, o la
contextualización; además de que gran parte de los
aprendizajes que proponen no son nada significativos
¿Quiénes
son los responsables de que esto sea así?. ¿Habrá
soluciones? ¿O acaso no las hay ? ¿Tendremos que
a asumir un fracaso escolar tan enorme como algo endémico en
nuestra sociedad?
Algo
es obvio:
“Si
continuamos haciendo lo que hemos hecho siempre, los resultados serán
los mismos de siempre”.
Es
pues necesario acometer cambios significativos en las labores
docentes para poder ser optimistas y pensar que los resultados pueden
mejorar.
El
Consejo Escolar de Estado en su último informe, considera que
se producen algunas carencias en la formación permanente del
profesorado, en concreto en temas como la formación en
contenidos procedimentales y actitudinales, la actividad tutorial, la
coordinación, la investigación en el aula o la
autoevaluación de programas profesores y centros. Parece por
tanto conveniente – señala el documento- que los poderes
públicos tomen las medidas necesarias para asegurar la
coherencia entre las funciones educativas a desarrollar por los
profesores y la formación que reciben”.
Los
cambios que le esperan a la educación en el siglo XXI deberán
apoyarse en las nuevas tecnologías que empiezan a
introducirse en las aulas, pues son muchas las
posibilidades que ofrecen. El sencillo acceso a la información
a través de Internet será determinante y obligará
en breve a cambiar el concepto de escuela cuyo panorama será
completamente distinto al actual.
En
cuanto a los contenidos, estos deberán ser más
prácticos. Será fundamental la interpretación de
la información; la capacidad de trabajo en grupo y de
cooperación, sin abandono de las enseñanzas
instrumentales básicas. Las técnicas de mera
reproducción memorística de conceptos irán
perdiendo importancia. Los profesores irán poco a poco
combinando su hasta ahora papel de "transmisores de
conocimiento" para cumplir el papel de "conductores de
alumnos": les enseñarán a leer comprensivamente, a
resumir, sintetizar, seleccionar los contenidos relevantes, a
asimilarlos, a interrelacionarlos y a ponerlos en práctica.
Habrá que evaluar, por tanto estas capacidades tanto o más
que los meros conocimientos. Tendrán que producirse
cambios en la mentalidad del profesorado para convertirse en guía
del aprendizaje y habrá que poner en marcha iniciativas que
faciliten la formación continua en conocimientos, metodologías
y recursos didácticos y replantearse la formación
inicial del profesorado.
Los
materiales también cambiarán al sustituirse los libros
por disquetes y por CD-ROM.
La
nueva Intranet nos llevará a una nueva pedagogía. La
informática hará posible una enseñanza
individualizada. Se deberán seleccionar contenidos que
proporcionen aprendizajes significativos que sirvan al alumno dentro
y fuera de la escuela.
Si
uno de los factores de una escuela de calidad es el ambiente
sociocultural de las familias, habrá que mejorar la
participación de la familia y otras instituciones, pues la
escuela no podrá alcanzar por sí sola sus metas.
Será
necesario replantearse los objetivos de la educación. La
adaptación a las nuevas situaciones será uno de los
grandes retos de la educación del futuro y la política
educativa deberá estar esencialmente orientada hacia los
problemas sociales para evitar la marginación existente. El
desencuentro entre padres y profesores debe resolverse para que cada
cual pueda aportar el máximo a la escuela que deseamos.
¿Pero
como hacer que las cosas cambien? ¡Esto sí que es
difícil.!
En
general, en la mayoría de los colectivos, el docente
incluido, ponemos una gran resistencia a los cambios, tanto
para la innovación como a la hora de evitar
problemas y/o responsabilidades.
“Es
algo generalizado el hecho de que las personas tendamos a
evitar lo desconocido. Nos refugiamos en valores y hábitos
que ya conocemos. Procuramos hacer aquello con lo que estamos
familiarizados. Reaccionamos contra lo nuevo, nos resistimos
a los cambios, tanto en el trabajo como en la vida privada, en las
concepciones políticas, religiosas, etc. De este modo creamos
una zona de comodidad desde donde nos resulta difícil aprender
o hacer cosas nuevas, nos duele cambiar nuestras actitudes porque
implica salir de la zona de comodidad. No obstante el verdadero
aprendizaje está fuera de la zona de comodidad. En tiempos de
transición como los actuales, la preservación no es una
buena opción. El conocimiento humano tardó más
de un millón de años en llegar a la fase agrícola,
millares en llegar a la época industrial, etc., hoy cada dos
años se duplican estos conocimientos” (Lair Ribeiro)
Los
enseñantes no debemos quedarnos en la zona de comodidad,
nuestro trabajo requiere una adaptación permanente.
Las
formas tradicionales del saber, del aprendizaje, etc., se
vuelven obsoletas. Sería necesario modificar determinados
patrones, intentando desde la escuela que nuestros alumnos APRENDAN A
APRENDER. Esto supondría un cambio de mentalidad de gran parte
del profesorado, que hasta ahora básicamente se dedica a
instruir, debiendo orientar su trabajo a que los alumnos
adquieran las técnicas necesarias que en el futuro les
permitan conseguir cualquier tipo de conocimientos de forma
autónoma.(APRENDER A APRENDER)
Insisto:
Tranquilamente se ha venido asumiendo en los últimos años
un fracaso escolar de entorno a un 27-28 % (Datos
maquillados), sin que se hayan puesto medidas correctoras
eficaces. Pero si hay algo obvio, es que: “ Si seguimos
actuando del mismo modo que hasta ahora, no hay razón objetiva
alguna para pensar que los resultados mejoren”. Es
imprescindible y necesaria una profunda reflexión,
introduciendo cambios sustanciales en las formas y maneras de
plantearse la labor Educativa, para así poder esperar
resultados más ambiciosos y GENERALIZADOS.
Los
poderes públicos tienen en ello la primera palabra, pero los
profesionales de la enseñanza también pueden poner a
funcionar los medios de que disponen.
Antonio
Vega González
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Nº
02. Archivo de Word
Nº
03. Adiós a las faltas de ortografía. Sheyla
Walker
¿Por
qué las palabras se escriben como se escriben? ¿Por
qué una palabra tan sencilla como "habilidad"
se escribe con ""h" y con "b"? Se
escribe así porque la lengua española ha ido
evolucionando durante siglos y se ha establecido que haya unas
normas ortográficas para todos. Sin embargo, una palabra
elegida al azar tiene trece posibilidades sobre catorce de no
estar incluida en ninguna norma ortográfica. ¿Cómo
sabemos que una palabra está bien escrita? Simplemente,
sabemos que está bien escrita porque utilizamos una
estrategia mental que nos lo indica. Quienes tienen faltas de
ortografía es debido a que no utilizan la estrategia
mental adecuada. En este artículo se explica cómo
lo hacen quienes no tienen faltas de ortografía. Y, ya
sabe, si alguien puede hacerlo, usted también. Enseñar
a los alumnos esta estrategia les permitirá superar sin
dificultades este importante aspecto.
¿Qué
diferencia a una persona que tiene una buena ortografía
de otra persona con mala ortografía? Veamos qué
diferencias hay entre una y otra:
Empecemos
con las personas que tienen mala ortografía: Cuando oyen
una palabra se imaginan lo que representa esa palabra. Por ejemplo,
si oyen la palabra "ventana" y son predominantemente
visuales, se imaginan una ventana pero en la imagen de una ventana no
se tiene constancia de su ortografía. Si son kinestésicos
lo que seguramente harán será crear una sensación
respecto a la ventana, relacionada con sentimientos asociados con
ventanas. Si son auditivos, lo que posiblemente harán será
repetir en su interior la palabra "ventana" a ver cómo
suena mejor (pero en español no hay diferencia de sonido entre
"b" y "v"). En cualquier caso, dudan de cómo
se escribe la palabra.
¿Qué
hacen las personas que tienen buena ortografía? Cuando
escuchan una palabra buscan mentalmente la imagen de esa palabra y
ven todas las letras que la componen. Es como si tuvieran una
pantalla mental, un archivo, en el que van guardando las palabras
escritas en imágenes. De esta forma, saben, por la calidad de
la imagen, si pueden escribir esa palabra con total seguridad o no.
Si la ven pequeña, oscura o borrosa tendrán duda sobre
su ortografía y lo que harán será buscar una
palabra parecida, con la misma raíz, o bien escribirán
la palabra de las dos maneras posibles ("ventana" y
"bentana") y la forma incorrecta será evidente ante
sus ojos.
Oye
la palabra. Recuerda visualmente la palabra. Chequea la sensación
de la palabra, y finalmente escribe la palabra.
La
única manera de saber cómo se escribe una palabra es
viéndola mentalmente. Si tratamos de oírla o de
sentirla no sabremos su escritura correcta. ¿Cómo se
puede ayudar a los alumnos a mejorar su ortografía? En primer
lugar mejorando su memoria visual por medio de ejercicios de
visualización. En segundo lugar deletreando palabras al revés,
de detrás hacia delante (es imposible hacerlo sin visualizar
las letras). Se puede empezar con palabra de tres letras e ir
ampliando poco a poco. Por último, haciendo dictados y
tratando de buscar sensaciones de seguridad en la ortografía.
Algunos
alumnos pueden necesitar una atención individualizada, pero en
general es posible instaurar esta estrategia de forma grupal. Un
mínimo número de alumnos puede necesitar el apoyo de
especialistas que le enseñen a visualizar las palabras.
Es
curiosa la existencia de alumnos que tiene faltas de ortografía
en español, pero no las tienen cuando estudian inglés o
francés. Esto es debido a que cuando inician el estudio de una
lengua extranjera desarrollan estrategias que no han puesto en marcha
cuando han aprendido su lengua materna.
Según
Vicente Barberá, hay cinco palabras que producen el 10% de los
errores.
Otros
autores afirman que conociendo quince palabras se domina el 30% de
los errores y que conociendo 67 disminuyen el 60% de los errores. A
estas palabras las han llamado "vocabulario básico
cacográfico". Por lo tanto, si se hacen ejercicios de
dictado conteniendo estas palabras, la posibilidad de eliminar
errores en la ortografía aumenta considerablemente.
Igualmente, si se conocen las reglas básicas de ortografía
que no tienen excepciones (como B+consonante, illo-illa, M antes de P
ó B, verbo haber, pretérito imperfecto en –aba,
hie hue, reglas de acentuación y diferencias entre homófonos)
y se automatizan, las posibilidades de cometer errores ortográficos
disminuyen considerablemente.
Ejercicio
1.Mira
la palabra escrita, pero sin pronunciar interiormente sus letras.
Cierra los ojos e imagínatela, mírala mentalmente sin
pronunciarla.
2.Imagina
escrita en el aire la palabra anterior. Métela dentro de una
"pantalla mágica" que estará por encima de la
línea horizontal de tus ojos.
3.Dibuja
con tu dedo índice la palabra en el aire, como si el aire
fuera una pizarra.
4.Deletrea
la palabra primero desde el principio y después desde el
final.
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Nº04.
La inteligencia emocional y la PNL (Programación
Neurolingüística)
Fco.
Javier López Sanz
El
concepto de la “inteligencia emocional” está
cobrando cada vez mayor importancia en diferentes ámbitos,
tanto en el del desarrollo personal como en el del profesional, desde
la publicación del libro de Goleman con el mismo nombre. En
este artículo trato sobre la inteligencia emocional y de las
habilidades que la componen, así como del papel que puede
jugar la PNL en su desarrollo como disciplina del modelado de
habilidades y de exploración de la experiencia subjetiva.
La
inteligencia emocional es un conjunto de habilidades que contribuyen
a la disposición de la capacidad para conseguir que nuestras
reacciones ante determinadas situaciones nos permitan la mejor
adaptación posible a nuestro entorno y con ello aumentar
nuestras posibilidades de supervivencia y, por lo tanto, de éxito.
La inteligencia emocional es un concepto que incluye el conjunto de
habilidades que tienen esta finalidad. La PNL, como técnica de
modelado de habilidades, ofrece estructura, modelos y técnicas
para su desarrollo.
La
competencia emocional la concretaría en cuatro habilidades
básicas, combinando dos factores: el ámbito y el tipo
de actividad. Según el ámbito pueden ser
intrapersonales o interpersonales. Según el tipo de actividad,
de conocimiento o de control. Así, combinándolos
tenemos:
Habilidad
para el conocimiento intrapersonal, habilidad para el conocimiento
interpersonal, habilidad para el control intrapersonal y habilidad
para el control interpersonal de las emociones. La habilidad de
conocimiento, tanto a nivel intra como interpersonal, implica la
identificación de la emoción en cada uno de sus
componentes, y su comprensión de su configuración. La
habilidad de control, igualmente tanto a nivel intra como
interpersonal, implica la habilidad para neutralizar o cambiar, ya
sea intensificando o mitigando, las emociones. Como resultado de todo
ello tendremos un mejor control de las emociones, actuando sobre
nuestro temperamento y mejorando nuestra motivación, así
como una mejora en nuestra competencia social para poder ayudar a los
demás.
Una
emoción tiene una estructura de tres niveles: mental,
neurofisiológico y expresivo. La PNL focaliza su atención
sobre estos tres aspectos, sobre los programas, la neurología
y los comportamientos, entre ellos el lenguaje. La PNL, como
disciplina de modelado, permite el análisis y el aprendizaje
de aquellas habilidades relacionadas con el control emocional. Como
disciplina para el estudio de la experiencia subjetiva, ofrece
estructuras, modelos y técnicas, así como sus propios
principios, para la identificación de las emociones y su
comprensión.
Algunos
de estos elementos son: el principio de intención positiva del
comportamiento, las submodalidades, los metamodelos del lenguaje, los
metaprogramas, la sintaxis somática y las técnicas de
sintonización, entre otras. El principio de intención
positiva permite comprender la función de la emoción e
iniciar un adecuado camino para aceptarla y cambiarla adecuadamente.
Los anclajes nos permiten entender algunos desencadenantes de las
emociones. El análisis de las submodalidades permite la
diferenciación de su proceso, así como su modificación.
El metamodelo permite un análisis del contenido del diálogo
interno y de los patrones que configuran determinadas estrategias
mentales que las provocan, así como la posibilidad de
cambiarlo. Del mismo modo, el conocimiento de los metaprogramas
permite añadir nuevas formas de comprensión de esos
patrones. La sintaxis somática permite explorar e intervenir
en la vinculación de los comportamientos con las estrategias
mentales. Las habilidades relacionadas con la sintonía, en
cualquier nivel, posibilitan unos comportamientos más eficaces
en nuestras relaciones de ayuda.
El
conocimiento de las emociones, tanto propias como ajenas, estaría
dentro del desarrollo de la habilidad básica de calibración,
con la identificación de los cambios o de la forma de
manifestarse las emociones. En este sentido, podríamos
calibrar, es decir, percibir las diferencias, entre cada una de las
emociones, de su intensidad y de cómo evolucionan en el
tiempo, así como de su manifestación en estímulos
en principio similares. También podemos conocer las emociones
investigando sobre las diferencias en su proceso, analizando las
submodalidades, dentro de nuestra mente o en la de los demás.
También,
el análisis del diálogo interno, como otro componente
del contenido de algunas emociones, a través de los modelos
lingüísticos, nos pueden permitir encontrar pautas que
pueden dar interesante información sobre las emociones.
Así
pues, PNL e inteligencia emocional son dos conceptos claramente
vinculados. La inteligencia emocional es un interesante modelo sobre
una parte del comportamiento humano. La PNL es una disciplina
orientada al conocimiento de la experiencia subjetiva, lo cual
estaría vinculado con las habilidades de conocimiento de las
emociones, y al modelado de habilidades, lo cual estaría
relacionado con el control de las emociones.
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Nº 5.
La realidad. Rosetta Forner.
”¿Cómo
me puedo yo servir de la realidad? ¿Cómo
puedo
hacer para darle la vuelta a la situación y
hacerla
favorable a mí? ¿Cómo podría yo
sobresalir
entre
todo esto? La realidad es la que es, y créame,
la
solución no está en que cambie el exterior, realidad
o como
quieras llamarlo. Por más que cambiasen las
cosas
fuera, usted se daría cuenta que nunca han
cambiado
completamente a su gusto. Por lo tanto,
deje
de lamentarse de lo mal que están las cosas y
de lo
difícil que es la vida y pase
a la acción.
Cambie
usted y
cambiará su vida. Los cambios dentro de
nosotros
trascienden al exterior y se ven los resultados”
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Nº 06.
Educar a los hijos en la autoestima. Silvia Moner .
El
nivel de autoestima de una persona, si se quiere o valora lo
suficiente, determina en gran medida las expectativas que tiene de
ser feliz en la vida.
Los
acontecimientos externos que nos sacuden día tras día a
lo largo de nuestras vidas, tendrán una mayor o menor
repercusión de acuerdo con el nivel de autoestima que cada uno
tenga de sí mismo.
Conocemos
muchas personas que han sido marcadas por acontecimientos que no han
podido superar por contar con un bajo nivel de autoestima. También
conocemos casos contrarios: gente permanentemente acosada por
percances dolorosos y negativos y que sin embargo han contado con la
entereza suficiente para salir adelante.
El
grado de autoestima marca de manera determinante nuestras vidas y por
eso es importante transmitir ese control a nuestros hijos.
La
educación de los niños se mueve continuamente en
ámbitos, cuando menos contradictorios, que confunden al niño
y le llevan a desarrollar bajos niveles de autoestima.
Algunas
situaciones que crean en el hogar obstáculos para el
desarrollo de la autoestima de los niños son todas aquellas en
las que se infunde al niño cualquier tipo de maltrato tanto
físico como psicológico.
Las
amenazas, las humillaciones, ridiculizarle o menospreciarle o
transmitir que sus pensamientos o sus sentimientos no tienen valor ni
importancia.
También
se puede afectar el nivel de autoestima de un niño cuando se
le educa sin ninguna norma ni criterio o con normas contradictorias,
confusas u opresivas, o se le intenta controlar mediante sentimientos
de vergüenza o culpa.
De
la misma manera la sobreprotección que impide su crecimiento
personal o el envolverle en un mundo ilusorio, irreal y fantástico
donde todo es maravilloso es igualmente deformante.
Es
frecuente en cualquier hogar situaciones en las que intenta ocultarse
la verdad al niño. Se suele decir que es por su bien, pero lo
único que produce en él es pérdida de
autoestima.
No
es sano intentar negar lo evidente delante de un niño por que
supone un insulto para su inteligencia. Lo verdaderamente positivo
sería intentar hacerle comprender las cosas a su nivel, sin
necesidad de intentar negar nuestros propios sentimientos. Además
esta oportunidad puede suponer un aprendizaje para que él
mismo también pueda identificarlos.
Un
simple ejemplo, muy común por cierto, puede servirnos para
ilustrar cómo aprovechar situaciones, en principio
traumáticas, para fomentar el desarrollo de la autoestima de
nuestros hijos.
Un
niño pregunta a su padre: ¿Estás enfadado papi?
Y su padre le responde con un grito: ¡No!
El
padre está evidentemente enfadado pero no lo reconoce delante
de su hijo. Lo niega. Le miente y, lo que es más importante,
el hijo se siente herido por el grito de su padre y por su mentira,
por no confiar en él y por insultar a su inteligencia. El
resultado es que su autoestima se desmorona. Su padre no ha confiado
en él y lo ha tratado como a un estúpido, no lo ha
valorado.
El
padre tenía todo el derecho del mundo a estar enfadado, como
lo puede estar cualquiera en un momento dado, pero no aprovechó
su enfado para comunicarle con sinceridad lo que sentía a su
hijo.
Intentar
explicarle su sentimiento de enfado a su hijo le hubiera servido a
éste para comprender a su padre, aprender a reconocer ese
sentimiento y a expresarlo correctamente, sentirse orgulloso por
haber sido comprendido por su padre y por tanto para aumentar su
autoestima.
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Nº 07.
LO QUE TODO EL MUNDO DEBERÍA APRENDER: ¿QUÉ ES
SER PERSONA? ¿QUÉ ES SABER VIVIR? Inma Capo.
Ser
Persona es algo más de lo que nos han enseñado. Un ser
adulto es el resultado de la educación recibida y sus
experiencias, que habrá experimentado según los
patrones de conducta aprendidos. Pero quizá esos patrones o
“cartas de navegación” ya no le son útiles,
y nadie le dijo qué tendría que hacer en ese caso. Ese
caso se da cuando el grado de insatisfacción en la vida diaria
hace que la persona tome decisiones erróneas o perjudiciales
para su bienestar o, si hay suerte, pida ayuda.
Bien,
pues todo ello sería mucho más fácil si se nos
enseñara el manejo de nuestro ordenador personal: nuestro
cerebro. Ahí es donde radica nuestra programación, la
base de datos que, si no se actualiza, puede tener más de un
virus, o simplemente, haber quedado obsoleta. Ser Persona es pues
tomar las riendas de la propia vida, ser responsable de sí
mismo, independientemente de la educación recibida y de las
circunstancias externas. Saber Vivir es ser capaz de elegir la mejor
respuesta que podamos dar ante cualquier impulso o circunstancia
externos, estando bien con nosotros mismos. Para ello, sólo se
precisa una cosa: saber cómo se hace.
Y
eso es, nada más y nada menos, lo que enseñamos a
través de la PNL, la única ciencia actual que pone al
individuo en contacto con sus recursos y potenciales internos, para
que sepa cómo alcanzar el nivel de Excelencia Personal que él
mismo se fije: cómo llevar la nave de su vida por el rumbo
elegido y al puerto deseado. Y ese es un reto personal, que no todos
quieren aceptar, porque es mucho más cómodo echar la
culpa a los demás de las cosas que nos ocurren. ¿De qué
le sirve saber muchas asignaturas, sino sabe ser feliz? ¿Qué
aporta a la sociedad y a sí misma una persona infeliz,
deprimida, desgraciada?
Estas
enseñanzas son prácticas, rápidas y eficaces,
aumentando el nivel de consciencia del individuo para que sea una
persona más plena, con recursos para poder actuar
conscientemente ante cada impulso externo en todo momento, dándose
cuenta que sus respuestas ante el entorno dependen única y
exclusivamente de él mismo.
En
USA, Inglaterra, Alemania, Australia y otros piases, la PNL es de uso
obligado tanto en centros de enseñanza, como de formación
de formadores, ejecutivos, empresarios, etc. Su campo de aplicación
no es únicamente terapéutico, ya que abarca todas las
manifestaciones del ser humano. Allí donde haya una persona,
si “es PNL”, será una Persona feliz: sabrá
cómo comunicarse con los demás, en relaciones
ganar-ganar, será consciente de qué tiene que hacer en
cada momento, guiado por sus objetivos internos y será
congruente consigo mismo. Será una Persona digna de ser
“modelada” por los demás, la Persona a quien la
gente se acerca porque tiene “ese algo especial” que
todos admiramos: vitalidad, energía, independencia, fuerza
interior, paz y amor.
Los
únicos requisitos necesarios para alcanzarlo son: curiosidad,
mente abierta, ganas de aprender y divertirse, con un único
objetivo: descubrir quién soy y quién quiero llegar a
ser. El resto lo ponemos nosotros.
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Nº 08.
¿QUÉ ES LA EDUCACIÓN? Inma Capo.
“No
hay más que una educación, y es el ejemplo”
Gustav Mahler.
Si
todos fuésemos conscientes de esta premisa, la sociedad que
tenemos sería hoy algo muy distinto.
Cada
ser adulto está emitiendo constantemente hacia el entorno una
información, tanto verbal como no verbal, de la cual
generalmente no es consciente, pero si responsable. Sin embargo, los
niños y adolescentes, esos cerebros nuevos recién
llegados, totalmente permeables e indefensos, perfectamente
preparados para captar la información constante del entorno
que les permita sobrevivir, adaptarse, aprender y desarrollarse,
están absorbiendo como una esponja cada palabra, cada gesto,
cada estímulo, cada sensación, cada sonido, cada
imagen... y con todo ello, para bien o para mal, configurarán
su propio mundo. Y actuarán de acuerdo a esa configuración
o programación recibida.
Pregunto:
¿hay alguien que controle o filtre esas informaciones, esos
estímulos...? La respuesta es NO. Cada padre y madre, con
preparación o sin ella en la mayoría de los casos, -lo
cual tampoco hay nadie que controle-, se aventura más o menos
conscientemente en la tarea de poblar el planeta, según los
ejemplos que a su vez hayan recibido de su entorno y sea cual sea su
nivel o desnivel cultural.
Para
intentar paliar tal desacato social, se crea la figura del Maestro o
Preceptor, Tutor o Profesor, es decir, alguien que, según
ciertos criterios socialmente aceptados, se prepara para sumir tan
inefable y ardua labor: educar a un ser humano.
Pero
el tema es tan amplio, que debe especializarse: profesor de Lengua,
Literatura, Matemáticas, Geografía e historia,
Ciencias, etc. Y las distintas áreas del saber humano van
sembrándose, con mayor o menor éxito, en los cerebros
de los alumnos. En efecto, las cosechas no siempre dan el fruto
apetecido, culpándose generalmente al sufrido “suelo”
y nunca al “sembrador”.
Siguiendo
con esta metáfora, preguntaríamos a los maestros: ¿han
abonado y preparado debidamente el terreno? O dicho de otro modo,
¿estaban personalmente preparados para comunicar la
información? ¿Son conscientes de su influencia? ¿Saben
reconocer la forma en que cada alumno recibe y procesa la
información? ¿Dan a cada alumno lo que necesita según
sus características individuales? ¿Qué creencias
y valores están transmitiendo junto con su asignatura? ¿Cómo
están ayudando a crecer y evolucionar a esa joven persona? ¿Es
el ejemplo que dan digno de ser modelado?
Pero
hay algo más importante: ¿dónde están los
Maestros que enseñen a vivir? ¿Cuál es la
asignatura que enseña a amar, respetar, compartir,
comunicarse, ser responsable e independiente, saber elegir una pareja
o simplemente, usar el libre albedrío? Se supone que esa parte
fundamental de la educación recae en las familias, pero como
tampoco son en su mayoría ejemplares, no se preocupan
normalmente por mejorar, aprender o reciclarse; por el contrario,
siguen repitiendo los obsoletos roles aprendidos de generaciones
anteriores o copian de la mediocridad del entorno, por lo que el
resultado es siempre el mismo: problemas, infelicidad, enfermedad,
delincuencia, adicciones, dependencias, cuando no suicidios y
asesinatos. Y todo ello bien sembrado, a fondo, en las capas más
vulnerables del individuo: en su infancia.
Podemos,
cómodamente, pensar que todo podría ser aún
peor, o podemos por el mismo precio, pensar que cada uno de nosotros
puede hacer algo para que esto cambie.
Mi
propuesta es un plan de acción que cubra, controle y siga:
·
Formación para nuevas parejas y reciclaje para padres y
madres.
·
Escuelas para padres, asociaciones, etc.
·
Formación humanística para el profesorado, sea cual sea
su área de enseñanza.
·
Colegios, Institutos, Universidades, etc.
En
ambos casos, son los centros de enseñanza quienes están
mejor preparados para decidir e influir en que estos cambios, que en
el fondo toda la sociedad apetece, se lleven a cabo poco a poco,
integrándose dentro de un nuevo paradigma de enseñanza,
educación y sociedad.
La
sociedad la formamos entre todos, y cada uno de nosotros, a su nivel,
puede aportar su nueva semilla para que en nuestro futuro germinen
unos frutos de los que todos podamos sentirnos orgullosos y llenos de
la mejor de las satisfacciones: la del deber cumplido.
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Nº 09.
ENTONCES, ¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL ÉXITO?
El
éxito es el logro continuado de objetivos planificados que
valen la pena para el individuo.
La
mayoría de la gente mide su éxito comparándose
con los demás; pero el verdadero éxito es el partido
que extraen las personas de sus posibilidades, el modo en que las
desarrollan y las mejoran, y debe relacionarse con los objetivos y
con las metas personales de cada uno.
El
éxito, no obstante, no consiste en el logro de la meta (
aunque la sociedad preferiría que midiésemos así
el éxito); consiste, más bien, en el viaje hacia la
meta. Lo grande, como dijo Oliver Wendell Holmes, no es más
bien dónde estamos, sino el sentido en que nos movemos.
El éxito es un viaje, es la consecuencia de actitudes y de
hábitos que se adquieren a lo largo de ese viaje. No se trata
tanto del fruto de unos talentos y de unas capacidades fuera de lo
común, sino de aprender a aplicar esos talentos y esas
capacidades. No es cuestión de hacer cosas fuera de lo común,
sino de hacer cosas corrientes, pero haciéndolas
excepcionalmente bien.
Es
preciso, por lo tanto, decidir y establecer continuamente metas y
objetivos. Si usted establece una serie de metas y las alcanza todas,
entonces deberá establecer otras metas nuevas, más
elevadas, pues de lo contrario ya no podrá seguir triunfando.
Es posible que haya triunfado, y mucho, en el pasado; pero si ya no
tiene un objetivo que alcanzar, dejará de ser un triunfador.
Por otra parte, si ha decidido cuáles son sus metas, pero no
trabaja para alcanzarlas, entonces no está triunfando. Por
último, si ha establecido sus metas y trabaja para
alcanzarlas, pero esas metas no valen la pena para usted, entonces no
está triunfando.
El
factor importante que es preciso comprender es que cualquier
desarrollo de sus posibilidades desaprovechadas es una meta que vale
la pena. El éxito está relacionado, entonces, con hacer
esas cosas que usted no ha hecho todavía; no se mide por
comparación con las cosas que ya han hecho los demás.
Creo
que un motivo importante por el que las personas no consiguen lo que
desean es que les falta este concepto claramente definido de lo que
es el éxito; y esto arranca del hecho de que, aunque pueden
sentir que quieren triunfar, no definen claramente lo que quieren. En
consecuencia, son incapaces de saber lo que son capaces de conseguir,
y, por lo tanto, optan simplemente por quedarse como están.
Como dice Shakespeare en Hamlet:
Señor;
sabemos lo que somos, pero no sabemos lo que podemos ser.
Aunque
se suele relacionar el éxito con las riquezas materiales, la
gente suele prestar mayor atención a las ventajas que les
aporta el mismo éxito: la fama, el prestigio, la seguridad y,
por encima de todo, la tranquilidad de espíritu.
Las
riquezas, el dinero o la prosperidad no tienen absolutamente nada de
malo cuando se han ganado rectamente. A nosotros, los occidentales,
se nos ha condicionado para hacemos creer hasta cierto punto que la
acumulación de bienes materiales es inicua. El dinero no es
bueno ni malo. La riqueza puede ser un subproducto muy natural del
éxito en el logro de una meta que se ha establecido de
antemano por valer la pena.
Pero
el dinero, por sí sólo, es bastante poco fiable como
barómetro del éxito. Por ejemplo, cuando el propósito
único de un individuo es la acumulación de dinero, tal
meta no puede valer la pena, pues sucederá con frecuencia que
la persona acabe siendo esclava en lugar de señora; y nadie
puede hacer realidad sus posibilidades de ese modo.
Las
lecciones de los siglos han demostrado que el éxito es algo
más que la mera acumulación de riquezas; y, a la
inversa, nadie puede ser un fracasado completo, por vacía que
tenga la bolsa, si vive una vida de avance diario hacia sus metas y
hacia el servicio a los demás. No se trata de un tópico
altruista, pues las leyes inmutables del universo, que nos afectan
garantizan las recompensas. Tanto Donald Trump como la madre Teresa
de Calcuta pasarán a la historia, pero por logros diferentes.
Colin
Turner
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Nº 10. Aprendizaje natural, por Sheyla
Walker
Uno
de los mayores problemas con el que se enfrentan los estudiantes es
el de dejar que su mente aprenda de forma natural, de forma
espontánea. En este artículo se aboga por el
aprendizaje integral, aquel que utilizamos todos de forma espontánea
para aprender en la vida cotidiana y que dejamos de utilizar en
relación con el aprendizaje escolar.
Los
niños tienen, por su propia naturaleza, un extraordinario
interés por aprender cosas nuevas y una facilidad pasmosa para
hacerlo. Durante la primera infancia, los seres humanos
aprendemos mas del 80% de todo lo que aprenderemos durante nuestra
vida. Millones de neuronas establecen conexiones sinápticas,
creando nuevos y nuevos conocimientos. Los niños van
integrando todos estos conocimientos hasta desarrollar una visión
del mundo que les permita sobrevivir. Y estos conocimientos los van
adaptando a gran velocidad –el cerebro humano o aprende
rápido o no aprende- de forma completamente natural, sin
hacer nada especial, sin utilizar ninguna técnica. Millones de
nuevos aprendizajes se van acumulando, desde el aprendizaje del
idioma materno, hasta aprender a atarse los cordones de los zapatos.
Esto
es así hasta que llegan a la escuela. Porque cuando llegan a
la escuela se les enseña a hacer las cosas de otra manera.
En primer lugar, de dar preferencia absoluta a sus sentidos, pasan a
tener que dar preferencia exclusiva a su cabeza, a su parte más
racional. Los seres humanos nos ponemos en comunicación con el
mundo a través de los sentidos. El niño, desde que
nace, aprende a través de los sentidos. La escuela le obliga a
alejarse de su sistema natural de aprendizaje, a través de los
sentidos, para pasar a aprender sólo con la cabeza.
En
segundo lugar, desde que nació, el niño ha aprendido de
forma relajada, utilizando frecuencias cerebrales bajas.
Científicamente se ha demostrado que se aprende mejor y más
rápido cuando nuestro cerebro se sitúa alrededor de los
10Hz. Un niño de ocho años está prácticamente
siempre en 10Hz, completamente concentrado en lo que está
haciendo. En el colegio se le obliga a subir la frecuencia cerebral,
con lo que pierde concentración y rendimiento.
En
tercer lugar, el niño ha aprendido moviéndose, a través
de su expresión corporal, con ritmo y música. En el
colegio se le obliga a estar sentado y quieto, sin hablar, como si
fuera una estatua pasiva.
En
cuarto lugar, el niño ha aprendido de forma integrada,
unificada, mientras que en el colegio su aprendizaje es parcial,
separado por asignaturas o materias. Hasta ese momento, el niño
ha aprendido de su entorno, de la vida cotidiana. En el colegio
aprende de forma teórica, sin conexión con su propia
realidad.
En
quinto lugar, el niño ha aprendido a través del juego,
de forma alegre y despreocupada, mientras que cuando llega al colegio
se le presenta el aprendizaje como una obligación, como algo
que sólo puede hacerlo a fuerza de voluntad, algo difícil
y arduo, que conlleva sacrificio.
En
sexto lugar, el niño memoriza por asociación de ideas,
de conceptos, de sentimientos, mientras que en la escuela se le
obliga a memorizar por repetición.
En
resumen, podemos decir que de usar la fantasía, la diversión,
los sentidos, las vivencias, se les obliga a utilizar sólo su
raciocinio. Incluso en asignaturas como música o gimnasia, se
les obliga a utilizar su parte más racional. De un aprendizaje
natural se pasa a un aprendizaje artificial. Y ahí
empiezan los problemas, las inadaptaciones, los fracasos, las
dificultades.
Devolver
la naturalidad al aprendizaje es un reto para todos los profesionales
de la enseñanza.
Nº 11.- ¿Qué entendemos por
inteligencia emocional...? Gregorio Iriarte
Tradicionalmente,
se ha medido la inteligencia de las personas en función de su
capacidad para resolver problemas de física, de matemáticas,
de química, o para exponer conceptos filosóficos u
otras ramas abstractas del saber.
El
grado de esa inteligencia es medido, en forma "científica",
a través de los famosos "test del cociente intelectual"
y, de un modo mucho más simple, por medio de los consabidos
exámenes.
La inmensa mayoría
de los maestros, profesores y catedráticos están
convencidos de que sus criterios de evaluación, basados
exclusivamente sobre ese concepto de inteligencia, son objetivos y
justos.
Sin embargo, no pocas veces,
la realidad de la vida, nos da un veredicto totalmente contrario. No
son, con demasiada frecuencia, esos alumnos calificados con altas
puntuaciones por sus maestros quienes logran más éxito
en su vida profesional, social o familiar.
Después
de una excesiva y exclusiva veneración a los "test del
cociente intelectual" y de dividir, casi matemáticamente,
a los estudiantes, entre inteligentes y torpes, o entre listos y
tontos, resulta que ni los tontos eran tan tontos, ni los listos eran
tan listos... ¿Qué es lo ha pasado...? Pues,
sencillamente , que los "medidores" no habían sido
tan exactos y objetivos como se había pensado.
Muchos
eminentes educadores modernos piensan que la inteligencia emocional
es más importante que la meramente intelectual y es que, para
triunfar en la vida, no sólo hay que poseer una alta dosis de
conocimientos de las distintas ramas del saber, sino que es de
absoluta necesidad también, el tener capacidad para
relacionarse positivamente con los demás, el gozar de una
notable autoestima, el poseer ánimo para superar las
dificultades, el valorar a las personas, el no abatirse por los
fracasos, el desarrollar la voluntad y el carácter para
rechazar todo tipo de tentaciones...
Hay
que desarrollar la afectividad y, por otro lado, saber manejar las
propias emociones. Una persona capaz de sentir emociones es una
persona (dice la gente) "con corazón". El corazón
ha simbolizado, en la mayoría de las culturas, el centro de la
persona, donde se fusionan la complejidad de sus múltiples
funciones: lo afectivo y lo racional, lo instintivo y lo intelectual,
lo espiritual y lo material... Una "persona de corazón"
no quiere decir que sea sensiblera, sino que ha alcanzado la
coherencia, la madurez y el equilibrio que le permiten ser, a la vez,
objetiva y cordial, apasionada y lúcida, realista y positiva.
Saber manejar lo emocional es tener una
personalidad integrada. Sólo quien ha llegado a una armonía
consciente con el fondo de su ser, consigue alcanzar la madurez y la
unidad personales.
No es igual
poseer ciencia a poseer sabiduría. Lo primero, aún que
sea muy importante, siempre es parcial. En cambio, la sabiduría
abarca la totalidad de la persona: el saber, el ser y el hacer. Un
saber que se transforma en actitudes interiores positivas y en
compromisos solidarios con los demás.
Da
la impresión de que nuestro sistema escolar y nuestras
universidades están más abocadas a promover científicos
más que sabios.
Sin duda que
son muy importantes los conocimientos, la ciencia, lo técnico...
Las nuevas tecnologías abren muchas posibilidades de trabajo a
nuestra juventud. Pero, al mismo tiempo, las emociones son esenciales
para el ser humano ya que a través de ellas damos sentidos a
las personas , a nosotros mismos y a las cosas. No se debe
minusvalorar lo intelectual, pero toda auténtica educación
debe integrar a lo emocional sino quiere limitarse a ser mera
instrucción o aprendizaje.
Es
lo que se quiere expresar actualmente cuando se habla de "educación
holística". Le educación holística parte de
una visión integral e integradora de la persona , de la
naturaleza y de la sociedad. La palabra "holística"
de deriva del griego "holos" y significa "todo".
La holística se refiere a la "totalidad" de la
persona , no limitándose a una o varias "partes".
Es un error el pensar que un alumno va a
tener más éxito en la vida sólo porque saque
mejores notas en matemáticas. Eso le podrá ayudar en
algunos casos, pero no será lo determinante en su existencia.
La inteligencia se prueba no solamente en los números, sino en
la compleja variedad de situaciones y desafíos que nos
presenta la vida
Es lamentable que
tantos padres y madres de familia, así como maestros y
profesores, no hayan percibido el papel fundamental que para todos
los educandos tiene el desarrollo de la inteligencia emocional.
Tenemos la impresión de que, en
nuestro ambiente escolar y universitario, hay una orientación
muy marcada, por no decir exclusivista, hacia el área del
saber, con insistencia casi total en lo cognoscitivo. Cometeríamos
un grave error si a eso reducimos la educación. La verdadera
educación abarca toda la complejidad del ser humano y todas
sus relaciones, ya sea presentes o futuras. Es un grave error
preparar a nuestros jóvenes para que puedan superar y vencer
toda una interminable batería de exámenes. Se le debe
preparar, no para el examen o la promoción o el título,
sino para la vida. Los exámenes son un medio, no un fin
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Nº 12. Establecer límites, saber
decir que no. Bernabé Tierno.
Psicólogo
y psicopedagogo.
Como
padre, a veces me veo obligado a imponerme y decir no, especialmente
en cosas que no me parecen negociables, como por ejemplo quedarse a
ver la tele hasta muy tarde, ver películas o programas
nocivos, comprar caprichos, etc. ¿Existen otras alternativas?
No conozco otra alternativa para que los
hijos aprendan el comportamiento adecuado y se preparen para la vida
que la firme voluntad de los padres en no dudar a la hora de
establecer unos límites y decir no cuando sea necesario. Si
obramos así, también un día nuestros hijos
aprenderán a establecer sus propios límites. El
problema está en que esa necesaria firmeza no obliga a pagar
un precio: que los hijos se enfaden, nos ignoren, digan que somos
malos y que no les queremos. Pero no se inquieten los padres más
emotivos y débiles porque ese posible resentimientos y enfado
es momentáneo y un día agradecerán nuestra
“amorosa” firmeza. Tomando como referencia el problema
que tiene Rafael con sus hijos y los problemas de la tele, me invento
el posible diálogo entre padre e hijo.
Hijo:
Papá, déjame ver Crónicas Marcianas o la
película N.
Padre: Comprendo
que te encante ver la tele. A mi también me gusta, pero el
programa que mencionas (o la película N) no es recomendable
para un niño de nueve años. Yo mismo no veo esos
programas.
Hijo: A mi no me importa
que tú los veas o no. Además no es verdad que no los
puedan ver los niños, porque muchos chicos de mi edad los ven
y sus padres no dicen nada. No hay derecho, siempre me tratas como a
un niño pequeño.
Padre:
Hijo, te aseguro que quiero lo mejor para ti y tengo claro que ese
programa (o película) no es en absoluto conveniente para
chicos de tu edad y puede perjudicarte. Mi respuesta es no, y es
definitiva. Si otros padres permiten que sus hijos vean programas
poco recomendables, es su problema. [en tono amable…] Seguro
que encontramos otros programas y películas muy divertidos,
que te encantarán, y adecuados a tu edad.
Aquí
hay algunas observaciones importantes que realizar. El padre comienza
a decirle a su hijo que comprende que le encante ver la tele
(empatía) y además durante todo el diálogo sabe
mantenerse firme, sin descalificar ni amenazar al hijo. Sabe
sintonizar el tacto en las palabras que dice al hijo, la firmeza en
manifestar lo que le perjudica y el deseo de buscar lo que le
conviene, aunque no le guste.
Observamos
también que no le importa que el hijo se muestre contrariado o
enfadado y da pocas explicaciones; sólo las justas y con
rotundidad. Si hubiese utilizado expresiones ambiguas o vacilantes
como “ya veremos”, “tal vez”, “a lo
mejor”, el niño habría captado el tono de
fragilidad del padre y seguiría insistiendo hasta lograr su
objetivo.
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Nº 15. Una enseñanza eficaz. Eloisa
Biurrun
Para
conseguir que las cosas cambien y crear una realidad diferente no es
suficiente con imaginar una distinta; aunque este sea, sin duda, un
buen comienzo. Además de tener una idea clara de lo que
quieres conseguir debes disponer de unos procedimientos para
modificar la situación actual y llegar a la que tu deseas. Por
eso, una de las capacidades que más hay que fomentar entre el
profesorado es la de indagar y reflexionar sobre cómo lograr
las condiciones para que todos los alumnos aprendan.
El
aprendizaje de los alumnos debe involucrar a los docentes, no solo en
la adopción de nuevos materiales sino también en
adquirir nuevos conocimientos, adoptar unos nuevos comportamientos y
en modificarlos.
Esto no es posible
sin pasar por un período de desestabilización. Sin ello
es improbable que se produzca un cambio satisfactorio y duradero.
El cambio es un proceso en que las personas
deben alterar sus formas de pensar y de hacer. Se crea una sensación
de ansiedad y sentimientos de incompetencia, una turbulencia interna
que es importante superar.
Podemos
enumerar una serie de condiciones para la mejora efectiva de las
clases.
Estas deben comenzar por un
desarrollo profesional y una formación permanente por parte
del profesorado.
También es
fundamental realizar una planificación del curso teniendo en
cuenta que esta debe ser lo más flexible posible y adaptarse
igualmente a la marcha de cada curso y de cada conjunto de alumnos.
(Nunca un curso es igual y debemos estar abiertos a cambiar el rumbo
sobre la marcha).
Esto incide
también sobre la idea de la participación. Cuanto
más se fomente la participación de los alumnos en la
clase, más sencilla será la tarea del profesor puesto
que entonces podrá adoptar una tarea de coordinador de las
actividades de la clase.
Otra de las
funciones que debe desempeñar el profesor es el de liderazgo
de la clase, puesto que aunque se fomente la participación
de los alumnos, no se debe perder nunca el rumbo hacia el cual vamos.
La función del profesor se convierte
en fundamental, en tanto es él quien debe reconducir la clase
hacia el fin deseado.
Un último
apunte sobre las funciones que debe desempeñar el profesor es
el de ayudar a retomar las riendas de la materia para reflexionar
sobre los avances alcanzados y las metas que todavía quedan
por conquistar.
La reflexión
sobre el comportamiento, sobre las actividades, sobre las propias
destrezas y sobre las colectivas, son materia de análisis que
serán de gran ayuda para una mejor comprensión de la
materia.
Avanzar hacia una enseñanza
eficaz se enfrenta con un dilema fundamental:
¿Cómo
trabajar con el grupo y al mismo tiempo llegar a cada alumno
individualmente?
Podemos considerar
tres opciones.
En primer lugar
podemos optar por mantener un nivel que nosotros consideremos
adecuado. Si los alumnos son capaces de llegar a ese nivel todo será
perfecto. El problema vendrá cuando, con toda seguridad, un
nada despreciable porcentaje de alumnos no alcancen el nivel deseado
y queden así excluidos del ritmo de la clase.
Una
segunda alternativa es establecer un “compromiso de mínimos”
en el cual se da ya por sentado que ese porcentaje de alumnos no va a
llegar nunca a ese nivel básico. Con ello el nivel de la
materia que se imparte alcanza en muchas ocasiones niveles
bochornosos para evitar que una parte importante de alumnos queden
descolgados.
Por
último, y como opción más deseable, se encuentra
el tratar de estimular y apoyar la participación de todos y
cada uno de los alumnos, ampliando la propia capacidad de adaptación
del profesorado.
Es en esta última
opción donde el profesorado debe tomar la iniciativa y la
responsabilidad de adaptarse y de encontrar el camino de la
comunicación hacia todos los alumnos, adoptando nuevas
técnicas, nuevas formas, nuevos hábitos que consigan
acercarle a la mayoría de los alumnos.
Esta
tercera opción es la que da la posibilidad de favorecer el
aprendizaje de todos los alumnos.
Los
maestros que parecen más eficaces proporcionan experiencias
que facilitan la participación de los alumnos.
Suelen
reconocer que las fases iniciales de cualquier aprendizaje son
importantes y por eso tratan de ayudar a los alumnos a recordar
experiencias anteriores y a saber con qué tienen que
relacionar lo que tiene que aprender.
Un
buen maestro utiliza el potencial del alumno y le hace pensar en voz
alta.
Este es un magnífico
ejercicio que nos permite aclarar las ideas además de
estimular al resto de la clase.
La
presentación de nuevos materiales e ideas también
estimula la participación.
No
hay nada que genere más expectación y atención
en una clase que ver aparecer al profesor con materiales nuevos (un
casette, un video, diapositivas, libros, mapas, cartulinas, etc...)
Las mejores relaciones entre profesor y
alumno se basan en una consideración positiva hacia los
alumnos. Se basan, a sí mismo en la comprensión y
muestran que la comunicación con los alumnos supone tanto
escuchar como hablar.
En este tipo
de clases los alumnos pueden elegir y asumir riesgos sin temor a ser
censurados o ridiculizados por sus opiniones.
La
esencia de esta relación se describe como “consideración
positiva incondicional”.
El
profesor debe demostrar coherencia y justicia en sus acciones. Los
alumnos no esperan otra cosa de sus profesores sino que hagan “lo
que tengan que hacer” y “hagan lo que dicen”.
Desarrollar destrezas de escucha es otra de
las claves para conseguir una clase eficaz. Los profesores
están muy atentos a lo que ocurre en clase, sin embrago esto
no siempre refleja una comunicación, puesto que en muchas
ocasiones más parece que estén vigilando de que se
respete el orden en lugar de responder a las expectativas académicas
de sus alumnos.
Un profesor debe
estimular las conductas de elección, enseñar al alumno
a responsabilizarse y a que asuma sus propios riesgos. Para ello hay
que ofrecerles experiencia nuevas y oportunidades de experimentar
nuevas conductas, incluso experimentar el fracaso como parte importan
del aprendizaje.
El profesor debe
establecer unos límites, no para restringir las capacidades
del alumno sino para liberarlas. Esto incide directamente en el clima
de la clase. Las reglas deben de ser claras y basadas en los
intereses del alumno. Se deben establecer unas recompensas y
sanciones que promuevan la autodisciplina y la autoestima. El
profesor debe tener consistencia a la vez que flexibilidad al
responder a los alumnos ya los acontecimientos.
La
motivación y el elogio eficaz dirige la atención hacia
el progreso y el rendimiento. El elogio debe ser sencillo y directo,
sin aspavientos, variado, acompañado por la adecuada
comunicación no verbal, evitando enunciados ambiguos y deben
ser expresados, por regla general, en privado.
La
información a los alumnos, acerca de su actuación, a
medida que van realizando sus tareas, es esencial para que los
alumnos atribuyan sus logros a su propia motivación
intrínseca.
La planificación
de las clases y actividades es fundamental para el éxito.
Las destrezas necesarias se desarrollan a través de la
experiencia profesional.
Estas
destrezas pueden ser de organización (ordenar materiales e
información), de análisis (analizar fuentes complejas
de información), de síntesis (crear argumentos con las
ideas), de presentación (clarificar la información) o
de evaluación (juzgar el trabajo para darles información
adecuada).
La eficacia de un
profesor está en él mismo, en sus diversos modelos de
enseñanza, en su diversidad de estilos y enfoques, en su
conjunto de destrezas y en su capacidad para hacer de la enseñanza
un arte.
Nº 16. EL ALUMNO KINESTÉSICO Y EL
FRACASO ESCOLAR
El
alumno kinestésico es la oveja negra del sistema educativo. La
gran mayoría de los fracasos escolares no motivados por falta
de capacidad o por motivos socioculturales, se concentran en alumnos
cuyo sistema de pensamiento está basado en kinestesias.
Si
te pido que recuerdes la última vez en que comiste un helado
de chocolate, ¿ves, oyes, sientes, hueles o saboreas? Quizá
ves una imagen de ti mismo mientras comes el helado. Tal vez notes la
textura del helado en tu boca, o salives al oler en tu memoria la
fragancia del chocolate. Puede ser que oigas decirte a ti mismo lo
bueno que estaba el helado o recuerdes la frase que te dijo alguien
mientras te lo comías. O puede ser que te venga a la cabeza
una canción que en aquel momento estabas tarareando. O
cualquiera de esas combinaciones a la vez. Nuestro pensamiento está
basado en los sentidos: vemos, oímos o sentimos (sensaciones
táctiles, olores, gustos).
De
la misma manera en que sentimos de varias formas, también
aprendemos de modos diversos. El alumno kinestésico es el que
predominantemente utiliza accesos de pensamiento kinestésicos,
relacionados con sensaciones de tacto, de movimiento.
Oscar
arrastra un fracaso escolar desde primaria. Ahora tiene 13 años
y todos están desesperados. Sus padres porque creen que es un
chico inteligente, pero no le da la gana de estudiar. Sus profesores
porque no pueden hacer que preste atención, siempre se está
moviendo, alborota la clase. Y él mismo porque ir al Colegio
es un tormento diario: es aburrido, insoportable. Además,
tiene la sensación de que ha fracasado, no sólo en los
estudios, sino también en la vida.
Oscar
es un chico kinestésico, su sistema predominante de
pensamiento es a través del tacto. Cuando un profesor le
explica algo con palabras, Oscar no entiende nada. Si se lo muestra
con una imagen, tampoco. Oscar tiene la necesidad de tocar. Y toca,
lo toca todo, las cosas, las personas. Cuando toca, aprende. Es,
además, un chico muy afectuoso, emotivo. Siempre se está
moviendo, se balancea en la silla, marca el ritmo golpeando el suelo
con sus pies, baila. Realmente no está nunca quieto.
Sus
padres y sus profesores estaban muy preocupados. Cuando Oscar se
sentó en mi despacho comenzó a tocar una y otra vez el
respaldo de la silla, la mesa, los papeles. Todos dicen que es muy
nervioso, aunque en realidad él no tiene interiormente esa
sensación. Simplemente lo que ocurre es que para acceder a la
información externa lo hace tocando. Le dije a su tutora que
hiciera una prueba en clase, que explicara algo nuevo mientras dejaba
que Oscar limpiara a su aire los utensilios que habían usado
en la clase anterior de pintura. Mientras ella explicaba, Oscar
parecía absorto en la limpieza, moviéndose de un sitio
a otro. La sorpresa fue cuando le preguntó la lección y
Oscar, sin parar de moverse, se la había aprendido
perfectamente. Oscar aprende mientras se mueve. Y hasta entonces
todos los profesores le habían ordenado estarse quieto.
Elisa
es otro caso parecido. Tiene diez años y nadie apuesta un
dólar por su aprendizaje. Ha ido pasando de curso en curso sin
aprender. Lo raro, dicen todos, es que no tiene un pelo de tonta y se
acuerda perfectamente de cualquier película que le interese.
Cuando le pedí que me contara la última película
que había visto, Elisa no pudo contener su emoción al
describirme con todo lujo de detalles cada una de las secuencias.
Pero no recordaba las imágenes. Tampoco recordaba los
diálogos. Elisa recordaba las sensaciones, las emociones que
reflejaba la película. Elisa es predominantemente kinestésica.
Y le hemos tenido que enseñar a "traducir" a su
sistema kinestésico la información que le llega a
través de canales visuales y auditivos. Eso es algo que ella
hace espontáneamente en su vida personal, pero que no había
aprendido a hacer con los estudios. Los profesores siempre le habían
dicho que la mejor forma de estudiar era repitiendo y repitiendo las
frases del libro o haciendo esquemas. Pero Elisa no es capaz de
seguir las explicaciones orales. A Elisa le encanta dibujar. A través
de mapas conceptuales es capaz de ponerle sentimiento a los
contenidos del curso. Y así puede aprender, igual que se
aprende las películas de memoria viéndolas una sola
vez, a través del sentimiento.
Mikel
tiene quince años y es el terror de los profesores: no obedece
nunca, distrae a sus compañeros, alborota constantemente. Si
se le trata de forma individual, es un chico encantador. Tiene un
gran éxito en el deporte y juega desde pequeño al
ajedrez. Pero Mikel es un chico kinestésico y en el Colegio es
un fracasado escolar, no se entera de nada. Es curioso, porque en
sexto de primaria sacaba unas notas extraordinarias. Su profesora de
sexto curso, era una mujer muy cariñosa, tocaba a los niños
cuando les hablaba, les hacía cantar, bailar, dibujar... Se lo
pasaban muy bien en clase. Incluso Mikel aprendió ese año.
Cuando Mikel recuerda las lecciones que aprendió en sexto
curso, lo hace a través del olfato: "ve" las páginas
de los libros a través de distintos olores. Guarda la
información asociándola con olores.
Un
buen profesor utiliza todos los sistemas sensoriales: Explica las
cosas con palabras y las repite todas las veces que sea necesario.
También hace esquemas y dibujos en la pizarra. Y hace que los
niños que lo deseen se muevan por la clase, puedan tocar las
cosas.
Caracteristicas
del alumno kinestésico:
Integra
los conocimientos nuevos utilizando su cuerpo
Expresa
sus pensamiento a través del cuerpo
Se
mueve continuamente, no para
Gesticula
exageradamente
Dibuja las cosas, los
objetos, en el espacio, mientras habla.
Es
muy emotivo, muy afectivo
Toca a las
personas y a los objetos.
Se
tranquiliza cuando se le toca
Se
aburre con los profesores tranquilos.
Le
gustan las materias técnicas
Tiene
una extraordinaria memoria de actuación
Se
mueve mientras estudia
Lleva el
ritmo con sus pies, con sus manos…
Qué
hacer
El
educador tiene que facilitar a sus alumnos kienestésicos el
acceso al tacto, a que puedan tocar las cosas. Es muy importante que
no traten de que estén quietos sin moverse, dándoles
oportunidad de dar palmadas, golpes rítmicos, bailes…
Un alumno kinestésico aprende más si siente el contacto
físico del profesor (una palmadita en la espalda, tocarle en
el brazo al hablarle, ponerle la mano en el hombro…) Si es
posible, hay que facilitarle objetos para que los toque, no basta con
describirlos o enseñárselos por medio de una
fotografía.
En
la consulta, enseño al alumno kinestésico a traducir la
información que recibe a través de otros canales, a su
propio sistema de aprendizaje.
Nº 20.- EMPEZAR POR LAS PERSONAS
“Cualquier reforma que pretenda
cualquier organización ha de hacerse necesariamente con y por
las personas que la integran, son quienes las harán o no
posibles en función de sus creencias y visión de
la realidad en la que están inmersos” ¿Pero qué
es la realidad?
La mayoría de
las personas cree conocer la realidad. Pensemos en nosotros mismos.
Hemos tenido unos padres diferentes al de otras personas, amigos
diferentes, maestros, amistades, parejas, lecturas, conocimientos,
etc. Un sin fin de personas y de experiencias nos han influido a lo
largo de nuestra vida, que junto a nuestra experiencia interior han
configurado nuestra percepción de la realidad. Fruto de ello
tenemos nuestras creencias políticas, religiosas,
costumbres, ... Una particular forma de actuar tanto en lo familiar,
en lo personal, profesional, etc. Hacemos las cosas a la manera
con la que estamos familiarizados, creándonos una “zona
de comodidad” en la que nos sentimos cómodos.
Las particulares influencias recibidas a lo
largo del camino nos hace distintos. Esta unicidad nos hace seres
especiales por ser únicos, por tanto también es única
nuestra particular visión del mundo y de lo que en él
sucede. Veamos un ejemplo: los atentados del 11-M. Hecho objetivo, se
dio en un espacio-tiempo con consecuencias objetivas evidentes:
muerte, destrucción, secuelas, dolor, etc. Pues bien, las
visiones sobre los hechos fueron muy diferentes. No se sintió
igual desde Francia, Extremadura, Madrid, el Pozo del tío
Raimundo, etc. Los implicados –cada cual lo vio según su
grado de afectación, proximidad o sensibilidad. Los
terroristas tendrán otra perspectiva. Tampoco los políticos
lo vieron de igual forma. …
Es
evidente que no fue el hecho, sino la visión personal y
sectaria del mundo que cada uno tiene la que nos hace considerar los
hechos desde perspectivas diferentes. Los observamos a través
de nuestros propios filtros culturales, políticos, religiosos,
relaciones externas e internas, etc. Vemos lo que queremos ver, oímos
lo que queremos oír, filtramos todo lo que no nos interesa,
por tanto no podemos saber cual es la realidad, sólo
percibimos una pequeñísima parte de ella, nuestra
propia realidad.
En PNL a la
realidad se la llama “territorio”, mientras que a la
percepción personal de la misma la denomina “mapa”.
Cada uno de nosotros tiene por tanto, su propio “mapa”
personal del “territorio”. El mapa no es el territorio
aunque muchas personas así lo crean.
Imaginemos
que estamos viajando por el “territorio” con nuestro
“mapa” personal. Recorremos espacios, lugares, detalles,
etc., pero llega un momento en que las indicaciones de nuestro “mapa”
se terminan; pero más allá de lo que él nos
indica existe territorio inexplorado. ¿Qué hacer? Nos
arriesgamos a explorar el nuevo territorio, o por el contrario,
negamos su existencia por estar fuera de nuestro “mapa”
–realidad individual no objetiva, “zona de comodidad”.
¿Nos adentramos a lo nuevo o preferimos seguir creyendo que el
“territorio” debe que coincidir necesaria y exactamente
con nuestro “mapa”?.
Muchas
personas toman esa opción, se cierran ante lo nuevo y tienen
enormes dificultades para aceptar aquello que está fuera de su
“mapa”. Creen que lo que está fuera de él
no existe. Algunos no aceptan la probabilidad de nuevas posibilidades
negándose a lo nuevo, al aprendizaje y al crecimiento tanto
personal como profesional. Es su opción; pero en tiempos de
cambios permanentes como los que vivimos no es la mejor opción.
Es necesario abrirse al mundo, a lo nuevo, al aprendizaje y a nuevas
posibilidades.
El hombre tardó
en llegar a la agricultura casi un millón de años, unos
diez mil años más para la industrialización,
doscientos años después llega la digitalización.
Hasta hace cinco siglos la tierra no empezó a ser esférica,
y hace poco más de cuatro el sol giraba alrededor de la
Tierra. Hasta mediados del siglo XX para que el conocimiento se
duplicara habían de pasar siglos, luego décadas; hoy
los conocimientos se duplican cada dos años aproximadamente.
En el 2010 el conocimiento se duplicará cada 12 meses.
Los nuevos conocimientos de psicología,
pedagogía, sistemas perceptivos, inteligencias múltiples,
modelado, coaching, en Tecnologías de la Información y
la Comunicación, etc. ha de llevarnos a plantear la
enseñanza-aprendizaje desde las nuevas perspectivas que nos
dan los nuevos conocimientos. Muchos paradigmas han cambiado en los
últimos años. Habrá que analizarlos con el
propósito de diseñar actuaciones coherentes y eficaces.
Maestros, profesores y agentes externos a
la escuela. observamos la realidad educativa en función de
nuestra actividad. Todos creemos tener razón, pero en
demasiadas ocasiones, vemos la realidad únicamente desde
nuestro “mapa” sin ser capaces de intuir la existencia
del territorio, que sería la suma de todas las visiones
posibles –colectivos actuantes tanto internos como externos a
la escuela.
Formamos un ecosistema y
para su equilibrio, todas las partes –colectivos implicados en
la educación- tienen que plantearse la posibilidad de sumar,
aportando su saber, su experiencia, su trabajo, sus opiniones, y
sobre todo sus propuestas de ACCIÓN.
Hablar
y quejarse es muy fácil, todos lo hacemos, pero hemos de saber
que el mundo no mejora ni evoluciona por palabras, ni por ideas, ni
siquiera por argumentos, teorías o los modelos, sino por
ACCIONES. Actuar es la única opción posible para
mejorar las cosas.
Hay personas a
las que no le gusta la “realidad” de su entorno, les
gustaría que todas las personas con las que se relaciona
cambiasen: su marido o esposa, hijos, amigos, compañeros,
etc.; para así seguir siendo tal como se es. ¡Eso no
funciona! Si quieres que algo cambie a tu alrededor empieza por
cambiar tú, y aunque no lo creas, es la única opción
posible.
¿Podrían
mejorar los resultados educativos si modificásemos algunas de
nuestras acciones profesionales?
Tanto
si crees que es posible como si no lo crees, tienes razón. En
el primer caso canalizarás tus energías hacia la acción
obteniendo resultados; en caso contrario no actuarás con lo
que se confirmará tu creencia de que no es posible mejorar.
Son las acciones las que determinan los resultados. Si no actúas
no te quejes.
Tengo la convicción
de que tanto la enseñanza como el mundo es mejorable. Invito a
todos los que no lo creen así, se paren un poco y reflexionen,
partiendo de la certeza de que si no lo creen no podrán
hacerlo posible.
“No son los
hechos, sino nuestra percepción de los mismos lo que crea
nuestra realidad, y ésta sí podemos modificarla”.
Un cordial saludo.
Antonio
Vega. Maestro y Asesor de Primaria.
Nº 21.- Autoestima y coherencia, por
Ricardo Ros.
Vivimos en la mentira. No sólo mentimos a los demás,
sino que nos mentimos a nosotros mismos. Mentimos en lo que decimos y
mentimos en lo que vivimos. La autoestima requiere que seamos
coherentes entre lo que pensamos y sentimos y lo que manifestamos a
los demás y a nosotros mismos. Vivimos en la incoherencia y en
la mentira cuando mostramos debilidad y en realidad estamos
manipulando a los demás; cuando ponemos cara de satisfacción
y en realidad estamos tristes; cuando nos relacionamos con personas a
las que detestamos; cuando decimos que sabemos la verdad y en
realidad estamos llenos de dudas; cuando tratamos bien a todo el
mundo excepto a las personas a las que decimos que amamos; cuando nos
reímos y necesitamos llorar; cuando expresamos ira y en
realidad tenemos miedo; cuando moralizamos sobre los demás y
estamos llenos de vicios propios; cuando renunciamos a nuestro
valores para ser aceptados; cuando apreciamos las ideas de otros
yendo en contra de nuestra propia experiencia que nos dice lo
contrario.
Vivir en la incoherencia es engañar a los demás, pero
sobre todo engañarnos a nosotros mismos. Vivimos en la
impostura, en la mentira. Y pasa la vida sin darnos cuenta de que
estamos renunciando a lo más importante que tiene la vida: la
honestidad. Cuando vivimos en el engaño, somos las primeras
víctimas, ya que el fraude se dirige hacia nosotros mismos.
Vivir honestamente no significa que
tengamos que estar diciendo a todo el mundo lo que sentimos, ni que
debamos desenmascarar con críticas cualquier circunstancia.
Vivir con honestidad supone vivir conscientemente, vivir de forma
auténtica, vivir sabiendo que estamos viviendo. Vivir
conscientemente es dejar de ser muertos vivientes. Una persona con la
autoestima alta no siempre gusta a los demás, no siempre es
aceptada por otros, no siempre es el líder del grupo. Pero es
una persona independiente, franca, honesta, abierta, flexible,
siempre dispuesta a autoafirmarse, a valorarse, a vivir
auténticamente.
Nº 22.- ¿Funciona el Sistema
Educativo como un sistema? Antonio Vega.
«Un
sistema es una entidad cuya existencia y funciones se mantienen como
un todo por la interacción de sus partes. Un sistema no es la
suma de sus partes; si las partes no interactúan no es un
sistema, es un montón.
En
los sistemas, las partes, al estar interconectadas, funcionan como un
todo. La disposición y organización de las piezas es
fundamental. Cambia si se quitan o ponen piezas. Si se divide en dos,
no se consiguen dos sistemas, sino un sistema defectuoso. La eficacia
y comportamiento de un sistema depende de cómo se relacionen
sus partes más que de las propias partes.
Un
montón es la suma de partes y al dividirse se obtienen dos
montones más pequeños. La disposición de las
piezas no es importante pues cada una funciona por separado. Su
comportamiento depende del número de piezas que haya en el
montón» (1).
El cuerpo humano es un sistema
constituido por otros muchos subsistemas. Cuando falla alguno de
ellos se produce un desequilibrio. La familia es otro sistema,
cualquier problema de alguno de sus miembros altera la estabilidad
familiar.
Son también
sistemas las localidades, regiones, naciones, etc. La Tierra es
también un sistema que pertenece al sistema solar, a la
galaxia y, por último al universo. Las ideologías
también lo son, las multinacionales, los sistemas naturales, …
Vivimos en un mundo de sistemas.
Al
funcionar como un todo, los sistemas tienen propiedades distintas de
las partes que lo componen, son “propiedades emergentes”,
pues emergen del sistema cuando éste está en acción.
Cuando un sistema funciona, los resultados son extraordinariamente
mejores que los que se obtendrían de la simple suma de las
partes que lo componen.
La
Consejería de Educación es un sistema con diferentes
subsistemas como la Universidad con sus correspondientes facultades,
la Educación Primaria y Secundaria con sus Centros, los
Servicios externos con los suyos, etc. Cada una de las subdivisiones
posibles son sistemas.
Las familias,
los sindicatos, las editoriales – que también influyen,
y mucho, en el Sistema Educativo-, … son sistemas.
Pero, ¿Es nuestro Sistema Educativo
un sistema o es un montón? ¿Funcionan los Centros
Educativos como montón o como sistema? ¿Los servicios
externos funcionan como sistema o como montón?
Cada
cual haga su reflexión particular y analice si actúa de
una manera o de otra: ¿Vas sólo a lo tuyo o te interesa
el resultado del sistema al que perteneces?
Probablemente
algunos tengan la creencia (2) de que la culpa de que las cosas no
funcionen mejor la tienen los demás. Deja de pensar así,
todos formamos parte de un sistema al que debemos aportar lo mejor
para su funcionamiento global.
Creo
que estamos atascados en un Sistema Educativo que lejos de funcionar
como un sistema, lo hace como montón, y que en lugar de
diseñar nuevas soluciones adaptadas a la realidad del siglo
XXI, continúa anquilosado en modelos que ya han demostrado
suficientemente su ineficacia.
Un
Sistema Educativo que sólo obtiene resultados aceptables para
poco más de la mitad de los alumnos que atiende, que tiene
insatisfechos y desmotivados a una gran parte del profesorado y
padres, debería plantearse en profundidad sus objetivos y
procedimientos para dar nuevas respuestas a los nuevos tiempos que
nos ha tocado vivir. Es pues, necesario replantearse las acciones
educativas a todos los niveles posibles, y de abajo arriba: desde las
instituciones educativas (Colegios, Centros de ESO, …) hasta
las decisiones políticas. Todos somos necesarios y
responsables de los resultados aunque algunos no lo crean y busquen
siempre las responsabilidades en las actuaciones los demás.
Desde los Centros Educativos se podría
empezar por reflexionar sobre lo que es significativo y útil
de todo aquello que pretendemos enseñar. Igualmente sería
conveniente analizar seriamente la diferencia entre lo que los
docentes consideramos importante y aquello que las editoriales nos
marcan, así como reglamentar internamente las actuaciones
convenientes para solucionar los problemas de disciplina en un
proyecto común en el que todos los profesionales del centro se
sientan comprometidos. Explicitar y llegar a consensos sobre éstas
y otras cuestiones importantes es la única opción
posible para conseguir que los Centros Educativos funcionen como
sistemas, donde los resultados vayan más allá de la
suma de las partes.
Los políticos
y servicios externos deberían trabajar para solucionar los
problemas de gestión, formación, organización,
apoyo y demás necesidades que se plantean permanentemente al
profesorado. También las Asociaciones de Madres y Padres,
Sindicatos y demás instituciones deberán abordar su
papel complementario para que el conjunto del sistema funcione.
Es sabido que la influencia sobre el
sistema, en lo que se refiere a la enseñanza obligatoria, no
sólo lo tienen los políticos, los profesionales de la
enseñanza, sino también las editoriales, que son
frecuentemente, la referencia básica de lo que se hace. Éstas
determinan en demasiados casos los objetivos, conceptos y
procedimientos, y hasta los tiempos que han de dedicarse a las
distintas áreas y temas. ¡Quizás esto merezca una
reflexión a nivel de ciclos o departamentos!
Funcionamos instalados sobre determinadas
mentirillas que hemos asumido. Que cada cual determine las propias.
Muchos llevamos tres programaciones: la que tenemos por si la
inspección la solicita, la que nos ofrecen las guías de
la editorial elegida, y la libreta –la auténtica-, pero
supeditada en la mayor parte de los casos a aquellas anotaciones que
hacemos sobre las propuestas del libro de texto – el catecismo
de muchos docentes-; e incluso, dicen que hay quien no tiene ninguna.
Igualmente los resultados, en demasiados casos están bastante
maquillados. ¡”Ave, y qué vas a hacer”! No
resulta agradable airear algunos resultados tan negativos. Y
podríamos seguir.
Es
importante, conveniente e inaplazable, creo, afrontar los problemas
reales con decisión, diseñar y explicitar nuevas
actuaciones que inviten a prever soluciones para todo aquello que
creemos no funciona adecuadamente, que estén acorde con los
nuevos retos que la sociedad actual nos plantea, partiendo
inequívocamente de la certeza de que “si seguimos
actuando como lo hemos hecho hasta ahora, los resultados que
obtendremos serán los mismos que hasta ahora hemos obtenido”.
¡Que cada barco aguante su vela!
Afortunadamente hay muchas personas que
encuentran en el trabajo un camino y meta tanto a nivel personal,
como en su función y aportación a la sociedad a la que
pertenece, que implica tener una visión de futuro y un ideal
al que aspirar, algo muy distinto a luchar para sobrevivir en el
sistema evitando cualquier tipo de problema o responsabilidad. Las
opciones son bien diferentes: la primera exige claridad de objetivos
y compromiso, la segunda es más fácil y frecuente.
Tienes la libertad de elegir, pero si eliges la primera notarás
la diferencia.
Un cordial saludo y
mucho ánimo, que lo mejor está por venir.
1.
Joseph O´ Connor e Ian McDermott.
2.
Aquello que sostenemos como verdadero a pesar de las pruebas de lo
contrario.
antoniovega@badajoz.es